TOLLE, LEGE 4
El texto que hoy les comparto en esta entrega cuatro de
Toma y Lee lo transcribí de un recorte de prensa en el que no encontré ninguna referencia
bibliográfica y que llegó a mis manos por medio de un octogenario vecino.
RECORDANDO A ROBLES
Cuando el Dr. Robles entró al
recinto, el Dr. Ospina musitó desde su curul las siguientes palabras:
—Se ha oscurecido el recinto del
Senado.
El Señor Robles:
—Con mi entrada aquí, se ha
oscurecido el recinto del Senado pero ha resplandecido la República. ¡Negro sí!,
pero aún blanquean en Cartagena los huesos de mis antepasados, que murieron por
dar la libertad a tanto blanco.
El señor Ospina:
—El parlamento se avergüenza de
tener hijos de esclavo entre sus miembros.
El señor Robles:
— ¡Hijo de esclavos…Sí!
Soy hijo de esclavos… Mis padres tenían la sombra en la epidermis, pero luz en
el alma! Es mi herencia: Sombra y luz, ¡Hijo de esclavos… Si! Pero este hijo de
esclavos ha venido a la Asamblea en hombros del pueblo, a través de los jarales
formados con las bayonetas pretorianas. Y el villano que me insulta ¿Querrá
decir de dónde vino?
Dislocando sus vértebras de noble,
arrastrándose como faldero a los pies de un ministro estólido, dando brillo con sus besos serviles a los
zapatos de los poderosos.
Sí. ¡Mis padres eran
esclavos! Pero sus manos fueron ennegrecidas por la naturaleza, y no por el
crimen. ¿Podrá decir lo mismo de sus abolengos mi honorable ofensor? Olvida por
ventura que las manos de su padre se mancharon con la muerte de una esclava
joven y bella que no quiso recoger el pañuelo de aquel Sultán, que no quiso
acceder a los deseos de aquel señor de horca y cuchillo, que anhela restablecer
la jornada feudal? ¿Olvida mi honorable
ofensor que su padre, descendiente de cincuenta condes y cien marqueses, hubo
de apelar a la fuga para no balancearse en la punta de una cuerda?...
El Senador Ospina:
Con voz temblorosa:
mentira… Mi padre no asesinó a esa esclava… Lo calumniaron… La muerte de esa
mujer no la presenció nadie.
Mentira… Lo
calumniaron…
El Senador Robles,
grito:
— ¿Calumniaron…? Yo que soy descendiente de siervos, juro por
la memoria de mis padres que el vuestro, vástago de cincuenta marqueses, manchó
con la sangre de una esclava los rancios pergaminos que heredó de sus mayores…
Juro por la memoria
de mis padres que yo, casi en la cuna, presencié la muerte de esa esclava… Juro
por la memora de mis padres que esa esclava… era mi madre…
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