sábado, 24 de octubre de 2020

TOLLE, LEGE 4. Recordando a Robles

 

TOLLE, LEGE 4

El texto que  hoy les comparto en esta entrega cuatro de Toma y Lee lo transcribí de un recorte de prensa en el que no encontré ninguna referencia bibliográfica y que llegó a mis manos por medio de un octogenario vecino.

 

RECORDANDO A ROBLES

            Cuando el Dr. Robles entró al recinto, el Dr. Ospina musitó desde su curul las siguientes palabras:

            —Se ha oscurecido el recinto del Senado.

El Señor Robles:

            —Con mi entrada aquí, se ha oscurecido el recinto del Senado pero ha resplandecido la República. ¡Negro sí!, pero aún blanquean en Cartagena los huesos de mis antepasados, que murieron por dar la libertad a tanto blanco.

El señor Ospina:

            —El parlamento se avergüenza de tener hijos de esclavo entre sus miembros.

El señor Robles:

— ¡Hijo de esclavos…Sí! Soy hijo de esclavos… Mis padres tenían la sombra en la epidermis, pero luz en el alma! Es mi herencia: Sombra y luz, ¡Hijo de esclavos… Si! Pero este hijo de esclavos ha venido a la Asamblea en hombros del pueblo, a través de los jarales formados con las bayonetas pretorianas. Y el villano que me insulta ¿Querrá decir de dónde vino?

            Dislocando sus vértebras de noble, arrastrándose como faldero a los pies de un ministro estólido,  dando brillo con sus besos serviles a los zapatos de los poderosos.

Sí. ¡Mis padres eran esclavos! Pero sus manos fueron ennegrecidas por la naturaleza, y no por el crimen. ¿Podrá decir lo mismo de sus abolengos mi honorable ofensor? Olvida por ventura que las manos de su padre se mancharon con la muerte de una esclava joven y bella que no quiso recoger el pañuelo de aquel Sultán, que no quiso acceder a los deseos de aquel señor de horca y cuchillo, que anhela restablecer la jornada feudal? ¿Olvida mi  honorable ofensor que su padre, descendiente de cincuenta condes y cien marqueses, hubo de apelar a la fuga para no balancearse en la punta de una cuerda?...

El Senador Ospina:

Con voz temblorosa: mentira… Mi padre no asesinó a esa esclava… Lo calumniaron… La muerte de esa mujer no la presenció nadie.

Mentira… Lo calumniaron…

El Senador Robles, grito:

— ¿Calumniaron…?  Yo que soy descendiente de siervos, juro por la memoria de mis padres que el vuestro, vástago de cincuenta marqueses, manchó con la sangre de una esclava los rancios pergaminos que heredó de sus mayores…

Juro por la memoria de mis padres que yo, casi en la cuna, presencié la muerte de esa esclava… Juro por la memora de mis padres que esa esclava… era mi madre…

 

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