lunes, 26 de octubre de 2020

TOLLE, LEGE 5. La Ética

 

Ésta es una de las tantas columnas que ha escrito el profesor José Guillermo Ángel Rendón en el periódico El Colombiano y en ésta invita a pensar lo que es La Ética.

 

A Peter Singer

Leído y debatido Peter, la ética no es un asunto teórico sino práctico.

Y antes que un acto y no de un uomo qualunque, vencido y sin vitalidad, que buscaría sublimar sus necesidades en una fantasía, sino de un hombre egregio, con energía y dispuesto a mejorar con cada actividad que acomete, no porque el corazón se lo diga sino porque entiende el mundo. En cuestiones éticas no hay iluminaciones sino acciones. La ética, entonces, es lo que une positivamente lo que soy con aquello que me rodea o sea que es la conexión que existe entre el mundo y yo y ese mundo será tan bueno  o malo como yo sea. Y en esto creo que coincidimos: somos cielo o el infierno, el abismo o la cima.  Y así  no somos el azar sino nuestra propia construcción.

La ética, estimado Peter, la podemos entender desde el ethos, comportamiento, o la moral, costumbre buena donde no genero dolor en lo otro (animales, vegetales, mundo) y en el otro, ese que es de mi propia especie. Así que no es un discurso sino una manera de sentirme vivo y consciente de la pluralidad y la diferencia. Así, no hay ética entre iguales sino entre diferentes y el espacio ético no es el que vivo sino el que comparto con otro distinto a mí, buscando aprender de él y encontrándome en él. Como dice usted en su libro Una vida ética, que es un antología de sus mejores textos, si estoy en el otro comienzo a ser ético.

Hoy sabemos, después de muchos siglos de cometer errores, que la  realidad se construye mínimo entre dos (así ninguno fabula) y que no hay un hombre completo sino  hombres que se complementan y crean la unidad. Y como dice usted, Peter Singer, hay que dar la cara desnudándonos y no escondiéndonos, hablando de lo que hacemos y no de lo sabemos. Hay gente que sabe mucho y de nada le sirve saber porque eso que sabe no lo hace humano. Hay mucho saber y poca inteligencia, porque de nada vale tener conocimientos si no nos sirven para vivir mejor. Y algo más triste: el conocimiento propio es vano si no mejora a los otros y se amplía en ellos.

 

José Guillermo Ángel R.

Doctor en filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Fue director de la Facultad de Comunicación Social de la misma universidad. Profesor universitario. Escritor y columnista del periódico El Colombiano. Autor de numerosos libros e incontables artículos.

sábado, 24 de octubre de 2020

TOLLE, LEGE 4. Recordando a Robles

 

TOLLE, LEGE 4

El texto que  hoy les comparto en esta entrega cuatro de Toma y Lee lo transcribí de un recorte de prensa en el que no encontré ninguna referencia bibliográfica y que llegó a mis manos por medio de un octogenario vecino.

 

RECORDANDO A ROBLES

            Cuando el Dr. Robles entró al recinto, el Dr. Ospina musitó desde su curul las siguientes palabras:

            —Se ha oscurecido el recinto del Senado.

El Señor Robles:

            —Con mi entrada aquí, se ha oscurecido el recinto del Senado pero ha resplandecido la República. ¡Negro sí!, pero aún blanquean en Cartagena los huesos de mis antepasados, que murieron por dar la libertad a tanto blanco.

El señor Ospina:

            —El parlamento se avergüenza de tener hijos de esclavo entre sus miembros.

El señor Robles:

— ¡Hijo de esclavos…Sí! Soy hijo de esclavos… Mis padres tenían la sombra en la epidermis, pero luz en el alma! Es mi herencia: Sombra y luz, ¡Hijo de esclavos… Si! Pero este hijo de esclavos ha venido a la Asamblea en hombros del pueblo, a través de los jarales formados con las bayonetas pretorianas. Y el villano que me insulta ¿Querrá decir de dónde vino?

            Dislocando sus vértebras de noble, arrastrándose como faldero a los pies de un ministro estólido,  dando brillo con sus besos serviles a los zapatos de los poderosos.

Sí. ¡Mis padres eran esclavos! Pero sus manos fueron ennegrecidas por la naturaleza, y no por el crimen. ¿Podrá decir lo mismo de sus abolengos mi honorable ofensor? Olvida por ventura que las manos de su padre se mancharon con la muerte de una esclava joven y bella que no quiso recoger el pañuelo de aquel Sultán, que no quiso acceder a los deseos de aquel señor de horca y cuchillo, que anhela restablecer la jornada feudal? ¿Olvida mi  honorable ofensor que su padre, descendiente de cincuenta condes y cien marqueses, hubo de apelar a la fuga para no balancearse en la punta de una cuerda?...

El Senador Ospina:

Con voz temblorosa: mentira… Mi padre no asesinó a esa esclava… Lo calumniaron… La muerte de esa mujer no la presenció nadie.

Mentira… Lo calumniaron…

El Senador Robles, grito:

— ¿Calumniaron…?  Yo que soy descendiente de siervos, juro por la memoria de mis padres que el vuestro, vástago de cincuenta marqueses, manchó con la sangre de una esclava los rancios pergaminos que heredó de sus mayores…

Juro por la memoria de mis padres que yo, casi en la cuna, presencié la muerte de esa esclava… Juro por la memora de mis padres que esa esclava… era mi madre…

 

TOLLE, LEGE 3. Doctor, doctorísimo

 

Doctor, doctorísimo,

¿Por qué somos tan serviles los colombianos?

Una persona servil es aquella que cuando tiene el poder humilla y menosprecia al que no tiene poder. Y cuando no lo tiene se deja utilizar, menospreciar y humillar. Otra cosa es una persona servicial, dispuesta a servir a los demás; es decir a colaborar, facilitar, guiar y hacer reflexionar al otro.

La persona servil es envidiosa, manipuladora, padece complejos de superioridad (que en realidad son complejos de inferioridad), es falto de espíritu. Una persona servicial disfruta su trabajo, ofrece sus capacidades naturales abiertamente para resolver un problema, escucha atenta y sinceramente, hace un poco más de lo estipulado en os reglamentos o manuales de funciones y lo disfruta.

Para una persona servil “el que manda manda así mande mal”. Una persona servicial busca la calidad. Al satisfacer a otros se satisface a sí mismo.

De acuerdo al difunto y ex ministro Gilberto Echeverri (hombre de gran valía), los extranjeros se burlaban de nosotros los colombianos por darle título universitario a quien no lo tenía. Le decimos Doctor (y ya lo extendieron a doctorísimo) a quien difícilmente tiene bachillerato. Requisitos: tener un carguito público o vestir más o menos bien o tener un  puesto de mando. Lo que es peor, algunos se enojan porque no les dicen Doctor.

Don Gilberto, líder natural, contó esta anécdota con el fin de bajarle los humos a algunos concejales que asistieron hace algunos años a una conferencia sobre la misión y visión de Antioquia en el SENA  de Apartadó:

En Bogotá, hace muchos años, un embolador estaba lustrando los zapatos de un Concejal y como reflejo le dijo ¿Doctor, cómo van las sesiones del concejo? Ustedes tienen que tomar decisiones muy importantes para el país, Doctor. Algo le respondió el concejal al embolador, encantado con el calificativo de Doctor. Y a la hora de pagar le dio una significativa propina al señor del betún. Con la malicia indígena del común de nuestra gente, el embolador, cada vez que veía una personal bien vestida o con pinta de político, le decía ¿doctor lo lustro? Otros lo imitaron y así se regó el nuevo título de Doctor para cualquiera que tuviera saco y corbata y diera propina.

Doctor es un título académico que recibe quien, después de hacer una carrera profesional y terminar una maestría, hace un doctorado en algún área del conocimiento. Son entre 11 y 12 años de estudios universitarios. Por lo general, están en las  universidades produciendo nuevo conocimiento que se espera le sirva a la humanidad para humanizarse.

Utilizar la palabra Doctor arbitrariamente se ha constituido en un vicio cultural y mental que afecta las relaciones de mando entre las partes.  Hay melosería, manipulación, abuso de poder y de alguna manera menosprecio por el otro. Como suena de bien y transparente la palabra don o doña. O  la profesión  de quien la tiene: arquitecto, ingeniero, abogado, licenciado, etc. También suena muy bien el cargo del otro: alcalde, coordinador, gerente, profesor, etc.

¿Será que algún día se dejarán de burlar de nosotros los extranjeros? ¿Cuándo vamos a aprender a construir relaciones de mando más horizontales?

Óscar Darío Ruiz Henao

El texto fue publicado en la sección: Columnista invitado de El Heraldo de Urabá


 

lunes, 5 de octubre de 2020

La de enseguida

 Se casó por lastima y lastimera vivió; rosarios, oraciones, misas, parecen que de nada valen; de día y de noche quejas y dolores, sus hombres como zombies entran y salen; comen y viven; hablan y adulan, creen que les creen. Sus oyentes sólo oyen.