Ahí están las
cruces, sólo hay siete, eran más; como quince o veinte, no recuerdo, hay restos
de algunas. Conocí los muertos, no todos. Alguna pudo haber sido mi cruz, y si
así fuera, quien sabe quién, viéndolas, diría lo mismo y no sabría cual es mi
cruz, si es que me conoció, si está, si no está, o si hay restos de ella, así como no sé de quién son éstas que quedan.
En el otro recodo
también hay cruces, y más allá hay más recodos con más cruces, son muchas. Todo
comenzó hace muchos años; cuarenta, cincuenta, sesenta, no sé; no habían muchas
cosas, las ciudades eran pequeñas, con edificios pequeños, vehículos pequeños;
no había cultura metro porque metro no había. Hoy hay muchos lugares sin cruces
que deberían tenerla. En tantos años nada ha cambiado, sólo lo de las cruces.
Unos dicen que son los otros; los otros dicen que son los unos, no se sabe, o
mejor si se sabe, son los unos y los otros.
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